viernes, 15 de octubre de 2010

TRES LEYENDAS...UN MISMO MIEDO

Nos aventuramos en el mítico Coyoacan, lugar de folclore y tradición, con el propósito de saber más sobre el famoso y escalofriante callejón del aguacate, ubicado en el barrio de Sta. Catarina.


Pero, ¿por qué tanta curiosidad? Pues porque se cuentan diversas historias en torno al mismo; como aquella que dice que por los años 1934-1940 hubo un auge con el juego de la ouija, entre los políticos y personajes influyentes, por lo que el entonces presidente Emilio Portes Gil recibe un mensaje de aquel artefacto diciéndole que alguien entre sus amigos lo quiere traicionar, por lo que hace una fiesta para dar muerte a todos los invitados, pero cuando estos se enteran tratan de salvar sus vidas, sin embargo antes de que alguno de ellos pudiera hacer algo, el dueño de la casa desesperadamente asesina a los asistentes con lo primero que encuentra; se dice que los vecinos únicamente escucharon quejidos, lamentos, prácticamente como aullidos de dolor, pero nadie se atrevió a ir en el auxilio de estas personas, por lo que sus almas penan por el callejón.


O bien, la que cuenta que el nombre del callejón del aguacate viene desde la época de Lázaro Cárdenas, en donde se dice que había un soldado que custodiaba ese callejón y un niño que siempre lo molestaba, entonces el soldado en un arranque de ira, toma al niño lo golpea y lo ahorca en un árbol de aguacate, por lo que el niño es uno de los espíritus que existen vagando por los alrededores, entonces los vecinos a manera de protección y para que el alma descanse decidieron colocar una virgen en la esquina de su casa.


Por último, no sin ello menos importante la que narra que los espíritus que vagan por el callejón, se deben a que al parecer en alguna época, para hacer desaparecer algún cadáver, se tapiaba, o sea, se creaba una segunda pared y ahí eran ocultos.


A pesar de lo anterior, la curiosidad era tal que no nos podíamos quedar sólo con lo contado, teníamos que vivir la experiencia, así que comenzamos nuestro recorrido por el bellísimo centro de Coyoacan. Nos encontramos al señor Panchito, barrendero del lugar, que con semblante divertido, al preguntarle por el callejón, respondió: No vayan para allá, porque sale el diablo encuerado, seguido por: no hay nada, yo he estado ahí alrededor de las 3:00 a.m. porque me ha tocado trabajar, y nunca me ha pasado ni he visto nada, pero dense una vuelta.


Por lo que decidimos dirigirnos hacia allá; caminamos por unas calles desiertas y un poco escondidas lo que hacia que aumentara la sensación de miedo, tanto por lo que nos habían contado, como por el momento mismo de encontrar algo incierto en el lugar.


Un poco cansadas, por fin vimos el tan esperado callejón al fondo, en realidad se miraba un tanto tétrico, y se sentía un cambio de temperatura, durante nuestro recorrido sin encontrar algo que nos causara asombro, decidimos regresar a este mismo para una observación minuciosa, de regreso pudimos percibir que un perro olfateaba de manera insistente la capilla de la Sra. Del Carmen, lo que llamó nuestra atención por lo previamente leído. Fuera de ello no encontramos en el lugar aquello que tal vez esperamos… el espanto.

Angélica Cortés

Mayra Salinas

Marlen Alvarado



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